lunes, 2 de febrero de 2009

Consagración de España


La palabra consagración se deriva de verbo consagrar. Con ella se expresa tanto la acción de consagrar como el hecho de ser Consagrado. Consagrar, en sentido teológico, es lo mismo que: santificar, divinizar, sacralizar o sacrificar. Todos estos términos implican relacionarse directamente con Dios, ser introducido en el ámbito de lo Sagrado, de lo Divino o de lo Santo, es decir, en el ámbito de la Divinidad.

A Dios se consagran los templos, los utensilios religiosos dedicados al Culto... pero también se consagran las personas, las familias y las naciones. Por parte del hombre o de la comunidad social, consagrarse es: entregarse plenamente el sujeto a Dios, dejarse poseer libremente por Él, disponerse a ser acogido activamente la acción santificadora de Dios, y un darse a Él sin reservas, en respuesta a la previa autodonación de Dios y bajo el impulso de su gracia. Los sacerdotes y los religiosos son consagrados porque van a dedicarse plena y de manera muy especial a Dios, aunque todo los bautizados somos consagrados, en el Bautismo, por la regeneración y la unción del Espíritu Santo como casa espiritual y sacerdocio santo" (LG 10). El bautismo es una real inserción en Cristo y en su misterio de muerte y de resurrección. Es una verdadera configuración con Cristo en su condición filial y fraterna y, por eso mismo, es una verdadera consagración. La consagración bautismal supone una presencia activa y permanente de Dios en nosotros, una especie de presencia sacerdotal que nos convierte en ofrenda y en sacrificio, y que nos hace posesión plena de Dios.

Además los cristianos llevamos a cabo consagraciones específicas para momentos o motivos especiales, por ejemplo, el Papa Pío XI estableció la consagración del genero humano a Cristo Rey, y no olvidemos que las consagraciones al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María se han venido haciendo por generaciones de familias cristianas, y han sido recomendadas por santos, como San Luis Mª Grignon de Monfort, incluso la consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María –por parte de todos los obispos del mundo– fue explícitamente solicitada por Nuestra Señora de Fátima como condición "sine qua non" para la paz de la Humanidad como un todo (lamentablemente esta última consagración aún no se ha logrado hacer). En nuestros días la consagración por parte de las familias a los dos Corazones es una de las peticiones más repetidas a las videntes en cada aparición mariana.

Es conveniente, pues, repasar las consagraciones oficiales que se han venido realizando en los últimos tiempos en nuestra nación. España fue consagrada solemnemente al Sagrado Corazón de Jesús, por el rey Alfonso XIII, el día 30 de Mayo de 1919, fiesta del gran impulsor de la Reconquista contra la invasión del Islam, el rey Fernando III el Santo. El lugar elegido para ello fue emblemático, el Cerro de los Ángeles, próximo a Madrid y centro geográfico de la península ibérica. La consagración de España al Inmaculado Corazón de María se hizo en 1954 –Año Santo Mariano con motivo del centenario del Dogma de la Concepción Inmaculada de María. Se realizó en Zaragoza, precisamente el día 12 de Octubre de 1954, fiesta de la Virgen del Pilar, por el Jefe del Estado, Francisco Franco, en presencia del Cardenal Legado del Papa y el Nuncio del Vaticano, y con la asistencia del gobierno en pleno, de casi la totalidad del Episcopado y de una multitud de 200.000 fieles. Esta consagración fue ratificada hace poco tiempo en el mismo lugar, el Pilar de Zaragoza, el 22 de Mayo de 2005, por los Obispos Españoles y ante la ausencia total de miembros del gobierno.

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